LEÓN FERRARI 100 AÑOS

Un proyecto para expandir una trayectoria de 100 años

AUGUSTO FERRARI. EL PADRE DE LEÓN

Arquitecto, pintor, precursor

LA BONDADOSA CRUELDAD

Sobre la exposición en el Museo Reina Sofía

CUADRO ESCRITO

Imágenes y textos para leer

LEÓN INMATERIAL

Arte y política, una actitud de lucha

LA RESPUESTA DEL ARTISTA

Texto de arte y política

La Justicia / 1492-1992

Quinto centenario de la conquista

FILIACIÓN

Augusto y León, de padre a hijo

EL REPORTAJE

Entrevista collage

LA BONDADOSA CRUELDAD​

Multifacética y desafiante, a la obra de León Ferrari no se la puede encasillar en una tendencia o estilo, se resiste a una lectura lineal y a las categorizaciones tradicionales del campo del arte. La propuesta curatorialcolectiva y polifónica de la exhibición La Bondadosa Crueldad propone ampliar las coordenadas de lectura de la obra de León Ferrari y se organiza en torno a distintos ejes que se entrecruzan y resignifican. Esta exposición toma su título de un libro de poemas y collages que el artista publicó en el año 2000 dedicado a su hijo Ariel, desaparecido por la dictadura argentina.

La exhibición consta de siete salas donde cada una puede ser independiente de la otra, pero que en su totalidad da cuenta de un universo inabarcable. Se ha realizado un exhaustivo relevamiento de documentación del artista, que permitió vincular su obra material del campo de las artes visuales a otras disciplinas y, por sobre todo, a sus acciones inmateriales. Su peculiar forma de encarar luchas y acciones constituye un patrimonio intangible, indisociable de sus obras materiales e igual de importante que estas.

En la sala central, la emblemática obra La civilización occidental y cristiana (1965), pieza censurada en su primera presentación en Argentina en los Premios del Instituto Torcuato Di Tella, se conjuga con decenas de collages de la serie Relecturas de la Biblia y los Brailles que, en su conjunto, exponen la incansable crítica a la religión y la persistente investigación y búsqueda de los medios para poder denunciar la violencia occidental.

Ferrari lee los usos de la imagen y la palabra como un encantamiento estético que lleva a olvidar su narrativa ética, señalando cómo estos habrían estado al servicio del poder para justificar las más feroces formas de tortura y exterminio, desde la Inquisición al Holocausto, la guerra de Vietnam o la Dictadura Militar Argentina. La máquina de hacer arte, cuyo producto final son láminas con la imagen de las pinturas de los artistas más importantes de la historia del arte intervenidas con defecaciones de aves vivas, sigue denunciando la apología de la tortura por parte de la religión, pero también la complicidad del arte para edificar y publicitar esas instituciones de poder. Jaula con Aves es un artefacto performático que implica la cooperación múltiple de animales, curadores y público, que son quienes otorgan el significado final a los Juicios Finales del autor, incluso cuando ya no está vivo. 

León Ferrari sistematizó obra y archivo, y su análisis identifica un período inicial donde él gesta y prueba en terrenos plásticos y políticos que luego son retomados como herramientas a lo largo de su trabajo. La sala titulada “Laboratorio Ferrari”, en referencia a su profesión de ingeniero, contiene obras de diferentes épocas y las motivaciones centrales en su obrar. Su interés vinculado al terreno del lenguaje -con sus posibilidades caligráficas y semánticas- se convierte en otro de los aspectos transversales de su obra. Tres piezas se presentan como cimientos de su producción: Carta a un general (1963), su primera obra política, Cuadro escrito (1964), su primera obra conceptual, y El árbol embarazador (1964), su primera crítica a la religión. Su vínculo con la escritura y la poesía demuestra tempranamente una zona de exploración que conjuga la experimentación formal con la escritura poética, desarrollada en una gran proporción de su trayectoria. Se muestra cómo los tempranos dibujos que comienzan en los años 60 hacen un recorrido acompañados por acuarelas, collages y brailles hasta los años 2000.

Por primera vez, se exhiben aspectos de su biografía para dimensionar las relaciones entre su vida personal y la historia social y política de la sociedad del siglo XX. La llegada a Brasil, país del exilio, determinó la decisión de dedicarse exclusivamente al arte y actualizó su paradigma artístico. Por otro lado continuó con la utilización del recurso del montaje para emitir sus opiniones sobre la religión, y que despliega en la serie Relecturas de la Biblia (desde 1985) como arqueólogo de los textos e imágenes en donde, según decía, “Occidente glorifica la tortura y también glorifica a aquellos que la administran”. En la serie Ideas para infiernos (2000) llevó sus concepciones planas a diversos objetos intervenidos que, con sus santos como protagonistas, invierten la ecuación de quien promueve la tortura y quien es sometido a ella.

León Ferrari se sentía cómodo en la búsqueda de materiales ajenos al campo del arte y buscaba en otras disciplinas objetos y técnicas industriales que le permitieran serializar sus producciones. Durante el exilio concibió la serie Heliografías, copias de planos con Letraset enviados por correo, que reformulan los signos de las leyes de la arquitectura y proponen el desconcierto y el humor con las composiciones de los símbolos gráficos. La desacralización del original en las series al infinito es una de las acciones que realiza en obras suceptibles a la reproducción.

La decisión mutua entre la FALFAA y el MNCARS de realizar una copia única de la emblemática instalación La Justicia (1992) [ver texto La Justicia / 1492-1992 Quinto centenario de la Conquista en esta misma publicación] es un acto histórico sobre una pieza de carácter esencialmente comunicativo y educativo con alto valor simbólico que propone trasgredir las reglas de la unicidad de las obras.

La exposición invita a desarmar la distinción binaria entre una fase abstracta y una fase política de Ferrari, para ver en cambio cómo estos dos polos trabajan activamente a lo largo de toda su trayectoria con una singularidad propia. La exhibición expone en un mismo espacio la serie Nosotros no sabíamos (1976) con los dibujos de las mismas fechas de los recortes conjugándolos, a su vez, con la catártica serie del Nunca más (a partir de 1994), donde el artista logra expresar por primera vez -luego de casi veinte años- el horror de la violencia sufrida bajo la Dictadura Militar Argentina (1976-1983).

Destacamos en el recorrido la presencia de la obra de su padre, Augusto César Ferrari quien, sin duda, le otorgó a León un contexto familiar altamente creativo y le permitió también encontrar sus propios métodos autodidactas frente al académico padre artista.

En este sentido, la visión holística de León Ferrari que se presenta permite apreciar sus intervenciones en el terreno de lo jurídico, lo científico, la medicina, la religión y los derechos humanos, expandiendo la mirada sobre el compromiso político y ético que marcó su vida y su obra.

Texto: equipo curatorial.

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