LEÓN FERRARI 100 AÑOS

Un proyecto para expandir una trayectoria de 100 años

AUGUSTO FERRARI. EL PADRE DE LEÓN

Arquitecto, pintor, precursor

LA BONDADOSA CRUELDAD

Sobre la exposición en el Museo Reina Sofía

CUADRO ESCRITO

Imágenes y textos para leer

LEÓN INMATERIAL

Arte y política, una actitud de lucha

LA RESPUESTA DEL ARTISTA

Texto de arte y política

La Justicia / 1492-1992

Quinto centenario de la conquista

FILIACIÓN

Augusto y León, de padre a hijo

EL REPORTAJE

Entrevista collage

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FERRARI POR LEÓN

¿Cómo se inició en la plástica?

Fue en Italia, y de manera casual. Empecé por hobby, pero luego me di cuenta que me gustaba mucho. Cuando estábamos por volver me agarró la pasión por el arte y me quedé un año más en Roma.

¿Y siguió creando cuando vuelve a Buenos Aires?

Si, volví y tuve que ponerme a trabajar como un burro en mi profesión de ingeniero, lo cual me permitía hacer en arte lo que quería, sin estar vinculado a las ventas, porque estaba viviendo de la profesión.

¿Nunca realizó estudios artísticos formales?

No, y creo que eso es una ventaja porque al no tener las técnicas aprendidas tenés que ingeniártelas sólo, entonces también se genera mucha libertad.

¿Cómo se puede distinguir la zona poética y la política que se superponen tan a menudo en toda su obra?

Las prosas poéticas son las que escribí para la serie de “Manuscritos”, las escrituras y cuadros escritos, obras que nacen sin saber cuál es el destino. En cambio, hay otras que nacen con algo que quiero expresar desde el inicio. Cuando se elige el camino de ‘decir algo’, uno está más condicionado.

La obra La civilización occidental y cristiana, tiene un mensaje claro, pero también podría ser abierto, ¿o no?

Sí, es ambigua, pero no fue mi propósito: en aquella época pensaba que el significado debía ser ineludible. El Cristo con el avión sigue acompañando a la gente. Sirvió para Vietnam y también para Afganistán, Iraq y todas las guerras estas que tenemos.

¿Qué relación supone usted que se da entre su obra y el público?

Yo creo que no hay que limitar la imaginación del que mira. Siempre pensé que son adúlteras las pinturas y los dibujos que escapan del control del pincel que las alumbró y se irán con el primero que sepa leerlas mejor que sus padres.

¡Además, la gente ve lo que quiere ver!

Exacto, la gente tiene una especie de filtro: ve algunas cosas y otras no. Cuando realicé mi serie “Nosotros no sabíamos” había en Argentina policías por todas partes y salían en los diarios noticias de secuestros y desapariciones. Pero la gente no lo leía. 

¿Cómo se podría relacionar esa percepción con el filtro de la gente analizando sus intervienciones en obras clásicas?

Con los frescos de Miguel Ángel, o del Giotto. La gente ve esos Juicios Finales o los infiernos y dice: ‘qué fantástico cómo están pintados’. Ven las imágenes pero no reflexionan sobre lo que ahí aparece: la tortura. Es como una ceguera parcial nos hace ver hermoso lo que es horrible. Yo siempre pienso que el renacimiento se valió de esos grandes artistas como si fuera una agencia de publicidad de la iglesia. Yo creo que mi obra no quiere adormecer conciencias sino despertarlas.

¿Qué cambios pretende usted de una institución religiosa tan arraigada en la cultura?

Lo que pretendo es que la Iglesia diga: “Está bien, no hay infierno”.

¿Cómo se diferencia lo que es y lo que no es arte?

No sé, cualquier definición te mete en una jaula. No hay reglamentos. Me parece que todo, absolutamente todo, es materia prima para hacer arte.

El azar ¿también interviene en su producción?

Sí, claro. El azar da forma a los excrementos de los pájaros, yo creo que es interesante esto de encontrar la calidad estética de la caca. A mí me parece que descubrí un material estético, casi tan bueno como el óleo y mucho más barato.

¿Cómo con sus obras con poliuretanos? ¿Quizá Dios puso el material en su camino para distraerlo de su obsesión iconoclasta?

No. ¡Todavía quedan muchos creyentes a los que convencer! El poliuretano es un material que se usa para tapar grietas en las tuberías. Uno lo vierte y se forman cosas solas, pareciera como que hay un escultorcito adentro del material.

¿Se considera un artista conceptual?

A mí nunca se me ocurrió que estaba haciendo arte conceptual. No sabía nada del arte conceptual, me enteré cuando escribieron sobre mí.

En la serie Errores (1991), usted utiliza una curva matemática que se repite constantemente, ¿Qué idea tenía al realizarla?

Esa curva se llama sinusoide, es la representación cartesiana del seno de un ángulo. La idea de usar algo tan frío era, tal vez, la de buscar un contraste entre la ciencia y la gente: al hacer esa curva a pulso, la curva pierde perfección, se humaniza digamos. Era, pienso, la línea pura serpenteando libre pero sin serlo: libre sólo para equivocarse.

¿Cómo se relaciona para usted el arte y lo político?

La verdad es que no me gusta el nombre de “arte político”. Yo lo llamaría arte con significado. El trabajo artístico tiene cierta afinidad con la ciencia: es una suerte de investigación acerca de las formas de representación. Pero una alternativa es tomar la política como una naturaleza muerta y la otra es utilizar el arte en función de una militancia, para decir algo más allá de lo estético. El arte puede ser un proyectil.

En qué cambió su trabajo cuando decidió “profesionalizarse” cuando se fue exiliado con su familia a Brasil?

Desde 1976 volví al arte abstracto en forma profesional con la idea de ganarme la vida en Brasil. Ya tenía 56 años lo que me limitaba las posibilidades de conseguir trabajo así que volví a hacer los dibujos y las esculturas en metal que había abandonado diez años antes.

¿Experimentó mucho en aquellos años?

Sí, fue una época de mucha experimentación e incorporación de otros medios: el Letraset, la fotocopia, el sello, la heliografía, el arte postal, las planos (…) También empezó a aparecer la figuración, con elementos claros como los de la arquitectura, eso fue como recibir un regalo…

¿La reproducción significa una posibilidad de popularizar el arte?

No, el arte desgraciadamente no se populariza por abaratarlo, porque el arte es el resultado del medio en el que uno vive. Y lamentablemente el arte vive muy cerca del poder y del dinero aunque el artista no lo quiera así.

¿Hay un aporte del arte para la sociedad?

No estoy de acuerdo con que el arte puede hacer una revolución social pero tampoco con quienes dicen que no sirve para nada. Si bien es un granito de arena, tiene su importancia, tiene la posibilidad de hablar de las cosas que no tienen palabras.